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Modernismo es el término con el que se designa a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, durante el periodo denominado fin de siècle y belle époque. Recibió diversas denominaciones: Art Nouveau, Art decó, Jugendstil, Sezession, Modern Style. Todas estas denominaciones hacen referencia a la intención de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época, tanto los de la tradición academicista como los rupturistas (realismo o impresionismo). En la nueva estética predominaba la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades derivadas de la revolución industrial, como el hierro y el cristal.
Estas aspiraciones se basaron en las ideas estéticas de John Ruskin y William Morris, que proponían democratizar la belleza, socializar el arte, en el sentido de que hasta los objetos más cotidianos tuvieran valor estético y fueran accesibles a toda la población, aunque sin utilizar las nuevas técnicas de producción masiva que impedían el desarrollo del buen hacer artesanal. El modernismo no sólo se dio en las artes mayores (pintura, escultura y arquitectura), sino también las artes menores, aplicadas o decorativas, en las artes gráficas y en el diseño de mobiliario, rejería, joyería, cristalería, cerámica, lámparas y todo tipo de objetos útiles en la vida cotidiana, incluido el mobiliario urbano.
El modernismo se extendió de manera muy profusa en las artes gráficas, tanto en la ilustración de libros y revistas como en el cartelismo (carteles, pósters o affiches publicitarios) y todo tipo de soportes: postales, paneles decorativos, papel pintado, estampados textiles, etc.; así como en el diseño de tipos de imprenta.
En pintura, en contraposición tanto al academicismo como al impresionismo, se abandonaron los temas cotidianos por los contenidos simbólicos y conceptuales. Técnicamente se insiste en la pureza de la línea y la expresividad del dibujo. Las formas orgánicas, especialmente vegetales (flores, hojas, tallos), que llenan todo el espacio, se convierten en un leit motiv paralelo a las formas decorativas de las artes gráficas, con las que están estrechamente identificadas, así como con el cartelismo y la reproducción litográfica.